Actuar la línea

El pensamiento es la tinta para el dibujo del cuerpo en escena
y a la vez
el cuerpo es la tinta con la que dibujamos la línea.
Actuar es dibujar la línea y traspasarla.
Vivir no es más que tener la voluntad de actuar.
No hay más misterio que querer,
no,
no hay más misterio que decir quiero.
Conquisto el territorio tras la línea con mi cuerpo
y con toda la serie de cuerpos que soy o he sido.
Mi dibujo se traza desde el centro,
me acompaña.
Soy capaz de recogerlo y de hacerlo volver.
Se difumina.
Necesito más tinta para seguir explorando.
El territorio tras la línea es cada vez más mío.

Alguien entra.
Dibujamos a la vez.
Cruzamos cuerpos de diferentes colores.
Ahora hay color, el suyo y el mío,
se mezclan y se cruzan.
Pisa mi trazo original.
¿Duele?
Me siento a observar cómo poco a poco voy perdiendo el territorio.
Ahora es suyo.
Es apacible contemplar cómo otro cuerpo se empodera.
Otro cuerpo que dibuja y que dice quiero.

Todos mis cuerpos posibles han hecho ya su camino.

El que me llevo es un eco.


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