Actuar, mirar, actuar...
Nuria Gallardo durante el taller. Fotografía de David García
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Durante estas últimas semanas ha sido una constante pregunta. La RAE aporta varias definiciones, pero no hay acepción que abarque la totalidad del acto de actuar. Va más allá, es algo vivo que cada día renace. El aquí y el ahora, lo que se produce entre los cuerpos cada vez que entran en relación, cada vez que se miran y son mirados, porque la mirada es la fuente del teatro.
Lo más interesante y potente de actuar es la propia verdad de la situación teatral, que no necesita justificación alguna. La belleza que surge de la escena. "Soy inmune a la actuación, igual que si al mismo tiempo que te mato no me muero un poco", decía Fernanda uno de aquellos días. Es precioso no negar la situación ante la que estamos, nada es privado en el teatro, nos miran (otros), miramos, descubrimos nuestro cuerpo, nuestra expresividad, nuestros pensamientos, todo durante la actuación. Trabajamos con lo que viene del otro por eso no existen dos representaciones iguales, porque todo cambia. Actuar es un acto de amor puro, de dar, de regalar nuestro cuerpo y nuestra mirada, nuestras palabras. Todo nos pertenece cuando subimos a un escenario.
¿Y de qué va esto de actuar? Ni idea, pero qué bonito es no saberlo, tener que buscarlo cada día. "La actuación es una sensación de fracaso permanente, el teatro es un fracaso permanente", por eso no debemos ponernos límites, hay que probar, fallar, volver a probar. Puede que nunca obtengamos la respuesta a la pregunta anterior, pero es que "querer justificar el teatro es como querer justificar la poesía". La belleza de nuestro arte reside en su misterio.
De nuevo se produce la magia en el Teatro Pavón. Gracias, Kamikazes, por darme la oportunidad de seguir creciendo.
Gracias, maestra, Fernanda Orazi; compartir estos días contigo ha sido transformador. Mi mirada, tanto dentro como fuera de escena, se ha transformado, ha crecido un poco. Tu visión de la actuación es liberadora, riquísima. Me llevo otros ojos a partir de ahora.
Gracias, compañeros, miraros, mirarnos, ha sido la gran lección. Y de forma especial y personal, gracias, Nuria, por ser un ejemplo a seguir. Años de dedicación y amor a la escena, humildad y mucho trabajo constante: ejemplar. Es un regalo verte cada día.
Lo más interesante y potente de actuar es la propia verdad de la situación teatral, que no necesita justificación alguna. La belleza que surge de la escena. "Soy inmune a la actuación, igual que si al mismo tiempo que te mato no me muero un poco", decía Fernanda uno de aquellos días. Es precioso no negar la situación ante la que estamos, nada es privado en el teatro, nos miran (otros), miramos, descubrimos nuestro cuerpo, nuestra expresividad, nuestros pensamientos, todo durante la actuación. Trabajamos con lo que viene del otro por eso no existen dos representaciones iguales, porque todo cambia. Actuar es un acto de amor puro, de dar, de regalar nuestro cuerpo y nuestra mirada, nuestras palabras. Todo nos pertenece cuando subimos a un escenario.
¿Y de qué va esto de actuar? Ni idea, pero qué bonito es no saberlo, tener que buscarlo cada día. "La actuación es una sensación de fracaso permanente, el teatro es un fracaso permanente", por eso no debemos ponernos límites, hay que probar, fallar, volver a probar. Puede que nunca obtengamos la respuesta a la pregunta anterior, pero es que "querer justificar el teatro es como querer justificar la poesía". La belleza de nuestro arte reside en su misterio.
De nuevo se produce la magia en el Teatro Pavón. Gracias, Kamikazes, por darme la oportunidad de seguir creciendo.
Gracias, maestra, Fernanda Orazi; compartir estos días contigo ha sido transformador. Mi mirada, tanto dentro como fuera de escena, se ha transformado, ha crecido un poco. Tu visión de la actuación es liberadora, riquísima. Me llevo otros ojos a partir de ahora.
Gracias, compañeros, miraros, mirarnos, ha sido la gran lección. Y de forma especial y personal, gracias, Nuria, por ser un ejemplo a seguir. Años de dedicación y amor a la escena, humildad y mucho trabajo constante: ejemplar. Es un regalo verte cada día.
Fotografía de David García |
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